Nos encontramos en la mitad de un paso de cebra, sin que nos importe, nos
ponemos a hablar. Decides acompañarme mientras fumo un cigarro antes de volver a
casa. Andamos hacia unos bancos que hay en el parque de enfrente de mi escuela
de idiomas, allí nos sentamos en silencio. Ninguno empieza a hablar pero entre
nosotros no se establece ningún silencio incómodo, al contrario, estamos
totalmente relajados. A nuestra derecha hay unas molestas niñitas pijas que
empiezan a gritar y a hacer el gilipollas para tratar de llamar la atención de
Jack. A la vez, susurramos "Putas pijas" y luego nos echamos a reir. Cuando
acabamos de reír, se hace el silencio otra vez. Luego hablamos como si nada
hubiera pasado. Charlamos de todo y de nada en especial. Me pides "un cate" y te
digo que te acabes el pitillo. Saco otro para mi y lo enciendo, cosa que parece
hacerte mucha gracia. Nos "peleamos" llamándonos mutuamente fumatas y más
palabras malsonantes. Es extraño y muy normal, todo junto, es extraño que tu y
yo hablemos así, tan tranquilos, pero, a la vez, todo parece tan normal... Como
si aquí es donde deberíamos estar, fumando, riendo y hablando... Te quiero
tanto, cada vez más... Cada vez que sonríes, que me miras, que das una calada
con cara de seductor... Eres increíble... Pero no estoy segura de esto... De
como me haces sentir... De lo que me haces...
No hay comentarios:
Publicar un comentario