¿Sentir?
¿Podríamos llamarlo sentir? No creo. Ni siquiera sentía, ni respiraba, ni
parpadeaba por saber si él estaba bien. Esperaba si hacía falta horas para que
me pondría un mensaje de: "No me dejas estudiar porque no puedo parar de pensar
en ti, idiota", nos podríamos enfadar millones de veces, pero siempre acabábamos
arrepintiéndonos. Me costó mucho abrirme a él, a sus
cosas. Tenía mucha vergüenza, a la vez tenía
mucho
miedo, de saber que si no estaba él no habría nadie más. Persona más luchadora
por lo que quiere, no me voy a encontrar nunca. Sonreía instantáneamente cuando
le veía, en serio. Era un "Besarte hasta que te extingas", pero nunca me
atrevía. No es verdad lo que dice la gente de que besando sabes lo que sientes,
que es un sentimiento precioso. Pero tengo que admitir, que a nosotros no nos
hacía falta besarnos para saber que nos queríamos, creo que hasta en ocasiones
podríamos llamarlo 'amarnos'. No sé por qué, pero le extraño, le extraño mucho.
Alguien dijo que el olvido está lleno de memoria. Ya no puedo ocultar de ningún
modo la importancia que tuvo su sonrisa. Era perfecto para mí, era perfecto para
el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario